
TEJIENDO LO INVISIBLE
"Hay saberes que no se dicen, pero se hilan. El alma también borda en silencio." — María Zambrano
Por fin sale el sol en Viena, después de varios días grises... Este verano se hace desear.
Empiezo a explorar una nueva técnica de bordado japonés, llamada sashiko “pequeñas puntadas”. Originalmente, se usaba para reforzar y reparar ropa, pero con el tiempo evolucionó a una forma de arte decorativo. Son tan especiales estas pequeñas puntadas que me recuerdan el valor del tiempo. Cada puntada es como un viaje lento, un acto meditativo donde la aguja atraviesa tejidos como si atravesara el tiempo, el cuerpo, incluso la herida…
¿Qué es lo invisible que se teje en nuestras vidas?
El artesano Atsushi Futatsuya explica que el sashiko está profundamente influido por la cultura japonesa y su creencia en el animismo, donde se considera que objetos como la aguja, la tela o el hilo tienen espíritu. Para él, coser es como si la aguja viajara por un bosque (la tela), dejando atrás el hilo como un rastro nutritivo y lleno de historia. No se ordena a la aguja, se le pide que pase, con respeto y cuidado, para lograr puntadas significativas.
El hilo como memoria, como vínculo, como continuidad... A veces lo que nos une no es visible, pero sí sensible. La trama bajo la superficie, como esos gestos que no se ven pero sostienen.
La repetición paciente de patrones simples crea algo profundo y hermoso, especialmente en un mundo que valora lo inmediato. Es una metáfora de cómo pequeños actos constantes pueden transformar lo cotidiano en arte.
Words & Photograph by Rosario Aragón