
MOLDEARSE CON LA MAREA
"La única confianza requerida es saber que cuando hay un final habrá otro comienzo." —Clarissa Pinkola Estés
Entre montañas, el sol brilla fuerte, las nubes se desplazan lentamente, el cielo está azul y despejado, el verde de la hierba parece recién pintado. Me siento en el mismísimo cuento de Heidi.
Llevo tiempo inactiva por aquí, navegando entre constantes cambios, incubando en silencio, con plena conciencia del dolor que atraviesa el mundo. He sentido la ansiedad de estar detenida mientras el mundo gira veloz. Adaptar mi yo a un nuevo contexto.
Nos movemos como el mar, sincronizándonos con los ciclos que nos habitan. A veces avanzamos con fuerza, otras veces nos retiramos en silencio. Subimos, bajamos, nos replegamos, volvemos. Cambiamos con lo que sentimos, con lo que ocurre a nuestro alrededor. No somos estáticas: somos cíclicas, y eso también es parte de nuestra naturaleza.
Elegir confiar, aún siendo difícil, es lo que nos mantiene vivas. La conexión con nuestro ser se vuelve palpable. Nos acercamos a aquello que anhelamos. Soltamos el ruido, la necesidad de control, las exigencias que no nos pertenecen.
Y entonces encuentro mi ritmo. El mío. Respiro. Estoy aquí. Presente. Íntegra. Viva. Soy un mero reflejo de la montaña frente a mí. La cuál se deja atravesar por todo lo que ocurre a su alrededor, pero se mantiene firme.
Decido habitar mi cuerpo con respeto. Cada parte de mi avanza en la misma dirección. Recojo mi fuego donde antes lo dejé. En cada grito callado, en cada lugar donde sentí que no era suficiente.
Hoy protejo mi fuego, y me uno a la danza de ser moldeada por lo que viene, y también por lo que se va.
Words & Photograph by Rosario Aragón