
EL HUECO DEL SILENCIO
"El silencio es el lugar donde se vive la plenitud del ser.". —Gaston Bachelard
Hay un espacio. Existe en el silencio entre respiraciones, en la quietud de los momentos en los que el sonido y el movimiento se detienen. Es un espacio que ha sido olvidado por gran parte de la sociedad actual, pero que sigue siendo una parte crítica del pulso del mundo, tan esencial como el ritmo de la propia naturaleza. Este espacio no está vacío; es fértil, guarda el gran potencial de crecimiento, transformación y renovación.
Lo vemos en la tierra, como este espacio, se prepara para volver a dar frutos. Cae en silencio después de la cosecha, después de la inundación, o después del incendio. La tierra descansa, esperando el momento adecuado cuando los primeros brotes de nueva vida comienzan a empujar hacia la superficie. El suelo está lleno de posibilidades, pero solo después de haberse permitido respirar, vaciarse de su exceso, escuchar las señales que guían la próxima temporada.
Consideremos el jardín, esa simple, pero profunda metáfora de la naturaleza cíclica de la vida. Nos enseña el valor de la preparación. Así como la semilla necesita la tierra oscura para germinar, el suelo debe ser despejado, las malas hierbas deben ser arrancadas, y la tierra enriquecida con cuidados, nosotros también debemos hacer hueco al silencio antes de que algo nuevo pueda echar raíces.
Este espacio es sagrado. En un mundo que cambia constantemente y que está fuera de nuestro control, es en la quietud y en la pausa, donde encontramos el terreno fértil donde las ideas germinan, donde se trazan nuevos caminos y donde los corazones se sanan. Abracemos el hueco del silencio, porque es aquí donde brota la nueva vida.
Words by Rosario Aragón | Photograph by Elena Casanova